04 septiembre 2013

La última señal

Nacer para dar un valor a la mierda y ser felices hablando de ella todo el día, deseándola, riendo con ella… La gente parece ser feliz con cosas que no importan una mierda.

No puede ser que yo me vea apocado a darle también un valor a las heces para ser feliz, dando gracias cada día por haber nacido en un vertedero. Nacemos, la sociedad nos regala una pinza para la nariz y cuando te vas haciendo mayor, decides regalarle el tiempo de tu felicidad a una hez que no es más que un pedazo de algo material y superfluo, (un coche, una consola, el fútbol, unas pesas...) ¡la que tú elijas! Qué felicidad…

En cambio, hay otras personas que son luces, que brillan con luz propia, que parecen volar por encima de este colosal vertedero, más allá de las nubes, donde no llega el mal olor. Parece que sean de otro planeta… Ellas son la esperanza, la Razón de un mundo gobernado por la sinrazón. Son un hilo plateado muy finito, la única y última conexión con lo divino, con lo que está más allá, con la verdadera VIDA. Es otro nivel. La distancia entre estos “ángeles” sin alas y las demás personas coprofágicas [coprofagia: del griego, copros (heces) y phagein (comer)] es abismal. Unas merecen la extinción total, otras la adoración imperecedera.

Y yo. Yo estoy justo en medio. En el ecuador de dos mundos en uno.

Oliendo a mierda y a la vez viendo de cerca a algunos ángeles volar… dándome envidia. Miro a un lado y sólo hay mierda; miro al otro y observo una miríada de tonalidades blancas y azules que causan en mi corazón un alud de emociones místicas.

Ahora comprendo que no hay peor infierno que estar en medio de dos mundos sin poder tocar ninguno. Pero, poco a poco, también entendí que en realidad todos pueden ser ángeles si lo desean, todos pueden volar si miran al cielo y se dejan embaucar de dentro hacia afuera por su azulada y singular atracción. Todos tienen la capacidad de ser inmortales, de alumbrar, de ser un faro de luz y guiar a otros… Pero en verdad están enamorados de la peste a mierda, y si se encuentran a gusto así. ¿Para qué cambiar? Se encuentran bien oliendo a mierda, eso es todo.

Pasan los años, los segundos se perciben infinitos… Y sigo inmóvil. Inalterable. Un ser extrañamente compuesto de plumas y heces que ya se ha secado y fosilizado. Una piedra.

Espero al tiempo, a que no tarde mucho en ver mi inutilidad, a que me arroje al mar de fuego construido para eliminar desechos inservibles como yo. El tiempo malgastado en darme vida será olvidado y recompensado. A aquellas personas que soportaron la cruz de tratarme vivo, a todas aquellas que me conocieron; el destino les brindará un porvenir glorioso.

A pesar de todo, (y ante el empeño de que hay que ver la vida de forma positiva) al menos hay algo de mí que sí os servirá: dejar de ser.


2 comentarios:

  1. Hay montones de mierda en este cochino mundo. Incluso el mundo desde arriba es una inmensa mierda compuesta por ríos de mierda y lodos con olor a mierda. La luz a penas se disipa en este paisaje y si hay algun mínimo brillo en algún lugar no importa, porque es tan pequeño y tan grande la puta mierda olorosa de al lado que pensamos: es inalcanzable, se extinguirá, las heces de este planeta acabarán destruyéndolo. Y sabes que pasa? que con esos pensamientos es obvio y normal que esas luces se apaguen y que, ya no apagándose, se queden donde están, inmóviles y sin que nadie las encuentre. No hay luz en este mundo porque nos hemos resignado, porque hemos olvidado que quizá si luz con luz se unen desde lo alto haya un pequeño cúmulo de esperanza que puede ser salvado.

    Es dificil, dificilísimo que con la basura que nos rodea podamos mantener una sonrisa en la cara. Hace tiempo que no veo una verdadera en algún rostro. Es difícil creer que nos podemos sostener a un grano de luz cuando las montañas de mierda lo hacen desaparecer. Es triste, muy triste, y casi imposible.

    Pero sin darnos cuenta, todos brillamos un poco, personas como tu que ya llegan a esta reflexión tienen un alma que pulir, una llama que aunque se llene de barro puede resurgir alimentándose de otra. Esas llamas están en pequeños momentos, en detalles minúsculos, en personas y amigos que te aman, que con una sonrisa tuya ya se llenan de destellos de luz sintiéndose capaces de destruir esas toneladas de pura mierda. Pero es necesario que creas que lo puedes lograr, que ames, sino a una persona, a ti mismo, que crees tu mundo de luz aun en este contenedor infinito. Reune los pequeños trozos de luz que encuentres en le camino, en el día a día, y recuérdalos siempre, recuerda que están ahí y que tu pequeño universo puede brillar. La mierda tratará de alcanzarte, pero esas luces nunca se van, nunca se irán, y solo con tu actitud podrás volver a ellas, abrazarlas y sentir un calor que es mucho mejor que dejarte arrastrar y hundir por este vertedero de heces putrefactas.

    Si estás lleno de plumas y mierda deja que otros soplen, que otros limpien tu negatividad con esas luces. Incluso tu mismo puedes si crees en ti, si observas que otros pueden y que también tú lo puedes conseguir si crees en ello. Aférrate a la idea de que la luz está extinta y nunca podrá llegar a ti y estarás perdido, más aun. No es difícil encontrarse si se sabe cómo, y sabes como.

    El que escribas esto, compartas unas risas con otras personas y regales un poco de ti al mundo ya hace que una burbuja de luz se cree, una burbuja donde ni la mierda más grande puede entrar. Eso es así, créelo o no.

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  2. Existen los piélagos de mierda y los piélagos de luz, aunque no haya tantos de estos últimos.

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