Hay que dejar de creerse todo
lo que se piensa. La mente es nuestra peor enemiga si no está domada. Como un
perro interno que te arrastra hasta su guarida, la mente te utiliza, quiere que
le hagas caso y tiene infinitos métodos para hacerlo, es tu sumisión lo que
busca, lo que la alimenta; poseer las riendas de tu vida. Dejar de pensar no es
la clave para domar la mente, sino saber cuándo y cómo debemos darle uso, dosificar
su dominio, permitirle más o menos cuerda, controlarla para que se acabe
amoldando a nosotros y no nosotros a ella.
No existe un enemigo peor,
más astuto, sigiloso y que sepa mentir tan bien que nosotros mismos. Es un
alter ego misántropo que manifiesta aversión a la luz que emanamos y nos somete
para alejarla de nuestro día a día.
Con todo tipo de tácticas
para destruir nuestra capacidad de Ser, la mente nos corroe de dentro a fuera.
Nos desnuda con inquietudes internas que sólo conocemos nosotros (por eso es
nuestra más vil enemiga) y nos despoja de la protección emocional como si de pensamientos
carnívoros se tratara.
La mente es una herramienta
más, no somos nosotros. Esa es la clave.
Es muy costoso domar algo que
ha sido salvaje durante tanto tiempo, pero VIVIR dependerá de ello. El
pensamiento habita en el pasado y el futuro, pero no existe en el ahora.
El
miedo es su mejor arma, nos lo induce y con él desgarra nuestro Ser. Hay heridas que cuestan mucho
sanar, y las causadas por el miedo que crea nuestra mente producen un dolor
sordo que nos atormenta por dentro, (ansiedad, preocupación, pensamientos
arbitrarios, inquietudes, etc.) impidiendo vivir en plenitud.
Es el perro que ataca a su amo porque quiere ocupar su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario